La diabetes es una enfermedad que se caracteriza por presentar niveles altos de azúcar en la sangre (hiperglicemia). Aunque hay varios tipos de diabetes, el que ocurre con más frecuencia en niños y adolescentes es la llamada diabetes tipo 1, en la que la gran disminución de la insulina es la causa.
La insulina es una hormona que se produce en algunas células del páncreas y tiene como una de sus funciones permitir la entrada de azúcar a las células del organismo. Estás necesitan glucosa como fuente de energía. Al entrar, los niveles de azúcar circulante disminuirán.
Por circunstancias genéticas o de otra índole, estas células se destruyen y la producción de insulina desaparece o se reduce en forma muy importante. La enfermedad puede tener un inicio lento y no dar manifestaciones clínicas llamativas durante mucho tiempo o presentarse en forma brutal, conduciendo a la cetoacidosis.
El tratamiento es la aplicación de insulina. Sin embargo, las dosis insuficientes o exageradas de la hormona pueden producir efectos secundarios negativos en lo inmediato o a corto, mediano o largo plazo.
Las hipoglucemias frecuentes pueden comprometer el sistema nervioso central, y las hiperglicemias, a largo plazo afectan muchos órganos como el riñón, corazón, ojos, etc.
Por eso es clave tener un equilibrio glicémico y para esto los controles deben hacerse con un equipo multidisciplinario en el que participa no sólo el endocrinólogo pediatra, sino también el pediatra, y un gran número de especialistas pediátricos como el nefrólogo, el oftalmólogo, neurólogo, etc.
El acompañamiento de nutrición, enfermería (con las educadoras en diabetes), trabajo social, psicología es necesarísimo para lograr metas propuestas
ENDOCIENCIA
Dr. Mauricio Coll Barrios Médico Cirujano de la Pontificia Universidad Javeriana. Especializado en Pediatría y en Endocrinología Pediátrica en la Universidad Claude Bernard de Lyon.
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