La obesidad es un problema de salud pública que se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa, secundaria a un disbalance entre el consumo y el gasto energético. En los últimos años los casos de obesidad infantil han aumentado considerablemente, y con el, los casos de diabetes mellitus tipo 2.
Dentro de las causas de obesidad, se encuentran los factores ambientales, genéticos, y las causas endocrinas. Los factores ambientales como pobre actividad física, alimentación no balanceada y muchas horas de tiempo pantalla, son la principal causa de obesidad infantil. Igualmente, algunos factores intrauterinos y postnatales se consideran factores de riesgo para la obesidad infantil como lo son la obesidad materna y una madre fumadora.
Tanto la sobre nutrición como la desnutrición durante el embarazo, son considerados factores de riesgo de obesidad infantil. La diabetes gestacional o hiperglicemia durante el embarazo afectan el control de glucosa del bebe lo que aumenta el riesgo de tener mayor tejido adiposo fetal.
Es por esto que dentro de las estrategias para prevenir la obesidad infantil se debe incluir: una adecuada y saludable nutrición durante el embarazo, el seguimiento de la ganancia de peso de la madre, y el seguimiento de los niveles de azúcar en la sangre.
La alimentación con lactancia materna exclusiva se considera un factor protector frente a la obesidad infantil. Los bebes que son alimentados con fórmula tienen una ganancia de peso post natal mas rápido y menos regulado y esto puede influenciar en una ganancia de peso excesiva en la edad adulta.
El momento del inicio de la alimentación complementaria en estos bebes alimentados con formula, también juega un papel importante, si esta se implementa antes de los 4 meses de edad se aumenta el riesgo de obesidad infantil a los 3 años.
Igualmente, tanto en niños con lactancia materna como con formulas, es muy importante la calidad de alimentos que se inician en la alimentación complementaria. Se debe alentar la introducción de frutas, verduras, proteínas, granos y carbohidratos, en lugar de alimentos ricos en energía y pobres en nutrientes, como los paquetes, los dulces, alpinitos, yogurt, o bonyourt.
La alimentación durante la niñez y la adolescencia es otro determinante de la obesidad, pues a esta edad los niños son susceptibles a la influencia de los compañeros, y a la información que ven en televisión o internet sobre la comida poco saludable y de bebidas azucaradas. Además, los adolescentes tienen mas libertad en la elección de sus comidas y bebidas por fuera de casa.
Es importante resaltar, que en los niños el objetivo es mantener el peso mientras continúan con su crecimiento, no necesariamente, disminuir de peso.
Dentro de las estrategias de prevención, es fundamental fomentar la actividad física y una alimentación saludable. En las recomendaciones de alimentación saludable se debe insistir en evitar bebidas azucaradas, paquetes, comidas rápidas, dulces, cereales azucarados, o postres, y aumentar la ingesta de todo tipo de frutas y verduras.
Es importante recordar el plato saludable, el cual se compone de: 50% de verduras o ensaladas, 25% de alguna proteínas y el otro 25% de una sola harina, se debe acompañar con agua y el postre puede ser una fruta.
Es muy importante que los niños consuman una proteína en cada una de sus comidas principales, que fomentemos desde edades tempranas la toma de agua por encima de los jugos y evitar completamente las gaseosas o jugos artificiales. Igualmente se debe fomentar desde edades tempranas el gusto por las frutas (no en jugo) y las verduras, para crear un habito desde edades tempranas.
Se debe lograr que las onces de nuestro niños se compongan de frutas, alimentos ricos en fibra, grasas saludables y agua, y se eviten los dulces, los paquetes , o embutidos.
Se recomienda mínimo 20 minutos de actividad física diaria, idealmente 60 minutos, por 5 días a la semana. Reducir el tiempo pantalla a 2 horas al día en niños mayores de 2 años, para así aumentar las horas activas del niño. Los niños menores de 2 años no deben estar frente a una pantalla.
Los niños no necesariamente deben asistir al gimnasio, deben realizar cualquier actividad que les guste, pero deben realizarlos de manera constante, mínimo 60 min y todos los días.
Igualmente es importante tener programas de alimentación saludable y actividad física en los colegios. Se ha visto que estas intervenciones desde los colegios son efectivas tanto en la prevención como en el tratamiento de la obesidad infantil.
Finalmente es importante dentro de las estrategias de prevención una adecuada higiene de sueño, garantizando que los niños se duerman temprano y logren mínimo 8 horas de sueño. Por otra parte es importante tener el seguimiento por psicología, en caso de ansiedad o depresión.
Estas medidas deben ser realizadas por toda la familia, los niños deben tener un acompañamiento en todo el proceso por sus padres, deben ser motivados y sus padres deben dar el ejemplo con estos hábitos saludables.
María Yupanqui Velazco
Medica Pediatra
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